viernes, 23 de enero de 2009

En primera persona: Mensajería Express

Seguro que a éste se le notan las venas en las manos. ¡Cómo me ponen las venas de las manos! Mensajería Express, buenos días, soy Carla Gómez, ¿en qué puedo ayudarle? Menuda mal follada es ésta. Todos los días con la misma mala leche. ¡Pues se va a enterar, hombre! “Accidentalmente”, hoy, sus envíos van a salir por vía terrestre en vez de aérea… A ver cómo se le queda el cuerpo cuando sus distribuidores no reciban las muestras mañana. Muy bien, señora López, ya hemos programado la recogida para esta tarde, ¿puedo ayudarla en algo más? Gracias por llamar a Mensajería Express.

-¿Qué tal anoche, Luisa? ¿Qué película visteis?

-Ninguna, al final no quedamos. Ante tu plantón, la fiebre de los gemelos de Sara y los
silencios de César, yo también opté por quedarme en casa.

- ¿Cómo te las apañas para hacerme sentir culpable por cosas que escapan a mi voluntad, querida Luisa? Te pido perdón por aspirar a un trabajo digno que me permita saber a qué huelen los multicines cuando no es el día del espectador. Mensajería Express, buenos días, soy Carla Gómez, ¿en qué puedo ayudarle?

- Tú y tus pájaros, Carla. ¿Cuándo vas a darte cuenta de que eso del trabajo digno no es para nosotros? Es más, probablemente, ni siquiera exista. “Quiero un trabajo que me realice como persona”… Bobadas. Cualquier empleo es sinónimo de prostitución. Todos vendemos nuestro esfuerzo a cambio de parné y punto. Mensajería Express, buenos días, soy Luisa Martínez, ¿en qué puedo ayudarle?

-…Gracias por llamar a Mensajería Express. Si desacreditarme te hace sentir mejor contigo misma, dale con fe, no me importa. Eso sí, no me vengas con sentencias de amargada porque no cuela. ¿Vas a negarme que un trabajador social o un periodista se van a la cama con la misma insatisfacción que tú y que yo? No me jodas, Luisa. Mensajería Express, buenos días, soy Carla Gómez, ¿en qué puedo ayudarle? Un momento, por favor, no se retire, he tenido un problema con el sistema informático. Ayer hablé con mi hermano, ¿sabes dónde lo han destinado ahora? A la embajada de Sydney, tía. Ni más ni menos que a las jodidas antípodas. Disculpe la espera, señor Cantón, ¿programamos una recogida en Centurycar para hoy?

- ¿Te refieres a Andrés, el mismo Andrés que hace dos meses entró en una depresión galopante cuando tuvo que dejarlo todo una vez más y marcharse a Toronto? Mira, Carla, no has ido a poner el ejemplo de vida mejor llevada, perdona que te diga. Tu hermano vive pegado a internet intentando mantener, vanamente, una relación con Loli, su amor de toda la vida. Mensajería Express, buenos días, soy Luisa Martínez, ¿en qué puedo ayudarle? Un momento, por favor, le transfiero directamente con el departamento administrativo. Tu hermano es un pobre desgraciado que ha sacrificado su vida para que tu santa madre pueda presumir de descendencia en la panadería.

- Gracias por llamar a Mensajería Express, buenos días. No sabes lo que dices, mi hermano está viendo mundo, ¿sabes?

- Tu hermano no sabe ver otra cosa que no sean las piernas de la Loli y tú y tu madre lo habéis condenado a la parafernalia y a la buena posición a la que ni tú ni ella habéis podido optar. El número de recogida es el 7456, ¿le puedo ayudar en algo más? Gracias por llamar a Mensajería Express. Mira, lo importante es saber vivir, saber aprender. Por muy apasionante que sea tu vida, si eres un soplapollas, no sabrás ni disfrutarla ni valorarla. Y lo mismo con los lugares, cierto es que hay sitios y sitios pero sin una actitud consecuente, no sirve de nada ser un ciudadano del mundo. ¿Te has molestado en preguntarle a tu hermano si le gusta su vida? Mensajería Express…

- Recuérdame que no vuelva a darte plantón nunca más. Hay que ver cómo te pones… Chica, yo sólo estoy preparándome las oposiciones de auxiliar administrativo para tener todas las tardes libres. No hace falta que me recuerdes que ya no puedo optar a una vida hollywoodiense y tampoco es necesario que te cebes con el pobre Andrés, ¿no? Además, él ahora está muy bien. No entiendo a santo de qué viene todo ese discursito.

- Pues viene a cuento de que somos unos insatisfechos y estoy harta. El famoso se queja de la falta de anonimato; el aventurero, de las no raíces; los sedentarios, nos quejamos de la falta de acción… Mensajería Express, buenos días. Pero, ¿sabes por qué nuestra situación es peor que la del aventurero? Porque tantas horas pegadas a este puto teléfono no nos dejan tiempo para pensar en lo miserable que es la existencia humana. Mierda, no corté el micrófono. Disculpe, ¿en qué puedo ayudarle?

- Te equivocas, tanto tú como yo tenemos esos minutos en los que despreciamos todo lo que hacemos y todo lo que no hemos hecho, claro. Y, ahora, quiero programar una recogida en Worldcomunicación, señorita.

- Disculpe la incidencia, caballero. Tuve un problema con el micrófono. Dígame la dirección por la que tenemos que pasar, por favor.

Ay, esta Luisa… siempre olvida ponerle música al cliente. Mensajería Express, buenos días, soy Carla Gómez, ¿en qué puedo ayudarle? Por fin un andaluz, ¡cómo me ponen los andaluces! Dígame el código de cliente con Mensajería Express, por favor. Pues tiene razón Luisa, este trabajo no está tan mal. ¿A qué hora podemos pasar a recoger, señor Garrido? Porque ha dicho eso, ¿no? Que no valoramos lo que tenemos, ¿verdad? Ay, yo no sé, nunca entiendo nada de lo que dice esta chica. ¿Puedo ayudarla en algo más? Muy bien, gracias por llamar a Mensajería Express. Buenos días.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Las cosas no son buenas o malas en sí mismas, todo depende del cristal con que se miran. ¿Eso quisiste decir? Pues no sé, estoy de acuerdo en parte y en parte no. Pero bueno, no estoy hoy para clases de Filosofía que tengo un trancazo que ni te cuento.

Sigue escribiendo Nata, lo haces muy bien. Un abrazo, Montse

¿Quién? dijo...

La cosa va más bien por la insatisfacción casi inherente al ser humano. La incapacidad de aceptar nuestros caminos o/y el miedo a cambiarlos.

En cuanto a los cristales, creo que hay un poco de to', ¿no? Hay cosas malas y buenas en sí mismas; hay cosas malas y buenas en sí mismas que varían sensiblemente en función del cristal con que se miran. Y hay cosas que ni malas ni buenas, cosas que sólo dependen del cristal con el que se mire... En líneas humildes y generales.

Vaya, parece que el catarro te vuelve mucho más contestona que de costumbre, voy a contestarte a lo de la fluoxetina.

Muchas gracias, Montse. ¡Salud!