domingo, 7 de febrero de 2010

Rhythm & Soul

No imprimir el ritmo adecuado a una narración puede echar por tierra un buen texto, caracoles. Ése ha sido el tema principal de la sesión de Escritura Creativa de esta semana. Frasecitas cortas para crear una sensación de inmediatez o para relatar acciones y movimientos y, por otro lado, concatenación de subordinadas con cláusulas infinitas en las descripciones, reflexiones y piruetas varias.

Dos cosas me maravillan de la teoría de la literatura, queridos amigos. La primera es su reversibilidad: Conviene no olvidar que el contexto marca el ritmo y, a su vez, el ritmo puede marcar el contexto (¡Tres hurras por los “viceversa”!). La segunda es que gran parte de esa teoría es extrapolable a otros ámbitos.

La probabilidad de que el contexto y el ritmo se le vayan a una de las manos en los momentos previos a un cambio radical de vida es bastante elevada. Los elementos que conforman el trastorno bipolar que, en mayor o menor grado, todos “padecemos” se trastornan con mucha más virulencia y, cuando quieres darte cuenta, estás bailando una bulería como si de un fandango se tratase -y viceversa, ya saben- con el añadido de que, para más inri, estás en medio de la pista.

Lo peor de todo no es que se tambaleen, lo peor es que tanto el contexto como el ritmo desaparezcan. ¿Han tenido esa sensación alguna vez, caracoles? A escasas dos semanas de un cambio radical de vida la sensación de vacío es dolorosa, indescriptible e infundada. Sobre todo dolorosa. Sobre nada fundada. Indescriptible, eso es.

Rhythm & Soul. Ritmo y alma.

Imprimir el ritmo adecuado a un período de transición es realmente complicado. Una sabe que las frasecitas cortas le permitirían salir ilesa de la situación y, por otro lado, la concatenación de subordinadas la conducirán a la meta realidad de las cosas. Y viceversa, claro. Pero la sensación de vacío dificultará la posible elección de cualquiera de las dos vías. Es entonces cuando el ritmo y el contexto desaparecen y cortarte el pelo no sirve para nada.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

si te sientes vacia, inventate un mundo dentro, siempre funciona, planta arbolitos y hazte una buena cabaña, llevate alli todo lo que necesites y sobre todo no te olvides de que en ese lugar da igual como tienes el pelo. ;)
Artika

¿Quién? dijo...

Estaba pensando hacerme con un granga en Facebook, pero voy a considerar tu propuesta. Gracias! ;)

Sonia dijo...

Hurra, hurra, hurra!