jueves, 23 de julio de 2009

Lloriqueando ando

Sucede que a veces menear una noticia no es suficiente para canalizar la conformidad, disconformidad, asombro o rabia del meneador para con lo meneado. Ante semejante conflicto, el sujeto en cuestión puede hacer dos cosas: comentar la noticia in situ (arremetiendo contra cualquier cosa para no ser el bicho raro del lugar, si se prefiere) o elevar a la enésima potencia el valor de su opinión escribiendo un post al respecto en su página personal.

Yo suelo optar por lo segundo, caracoles, y es por eso que hoy les vengo a hablar sobre la guerra “turno partido versus jornada intensiva”, ¿qué me dicen ustedes? ¿Jornada intensiva, ande o no ande? A mí nada me haría más feliz, francamente.

Desde el punto de vista empresarial, los entendidos en la materia dicen que los empleados son mucho más productivos trabajando “de seguido” sencillamente porque así aumenta la falsa ilusión de libertad y, por lo tanto, la felicidad del empleado (el silogismo es cosecha propia, hoy me levanté dadivosa).

Los responsables de ese estudio dan otras diez razones más específicas a favor de lo intensivo pero, a mi juicio, todas ellas confluyen en eso, en el incremento de la felicidad del trabajador.

-¿De qué vas, Nata? ¿A santo de qué viene esta entrada?

- ¿Qué pasa? ¿Por qué me dices eso?

-Para empezar, te lo digo porque tú no tienes ni jornada partida, ni intensiva: tú tienes turno “matador”, recuerda. Y no me hagas hablar del tonito fresco y natural, ¡como si no pasase nada! Como si caracoleases a diario, ¿no te da vergüenza?

-Estoy hablando en términos generales, mujer. Además, no voy a tener “matador” eternamente, listilla. En cuanto al "tonito", ea...

-Sí, sí, lo que tú digas… y qué me dices de lo de postear a partir de una noticia de menéame.

-Pues eso, que muchas veces lo hago. No estoy orgullosa de ello pero, vaya, tampoco es para crucificarme.

-No, si no lo digo por eso. Chica, hace meses que tus caracoleos de actualidad brillan por su ausencia. Bueno, tus caracoleos en general brillan por su ausencia, ¿es que no te has dado cuenta?

-¡Arrea! ¿Por qué me vienes con esas ahora?

-Espabila, nena, espabila. Suelo ser bastante indulgente contigo cuando flaqueas en la escritura por eso que tú llamas “crisis personal”. Nunca te digo nada porque me consta que a veces hay que caer un poquito para volver a echarse al mundo en general y al teclado en particular con más ganas, pero esta vez es diferente. No puedo creer que no te hayas percatado aún.

-Es que no tengo tiempo.

-Pues eso, tú misma lo has dicho. Que sigas consintiendo que el por qué y para qué de este blog y de la carpeta “Oh my God!” te impidan escribir alguna que otra vez, es comprensible, venía con el lote de las aficiones; pero que no hagas eso que, según tú, te da la vida porque andas en otros menesteres, es un atentado en contra de tu felicidad.

-Me hace falta el dinero.

-“¿Me hace falta el dinero?”. ¿En qué clase de persona te estás convirtiendo, Nata? No puedes ser hormiga y caracol al mismo tiempo, olvídalo. Cada vez se te rompen más jarras en el bar y antes escribías del tirón, “guardabas como” o “publicabas entrada”, ahora se te acumulan los borradores en el escritorio y no haces nada por evitarlo. Una lástima, Nata, una lástima.

- Bueno, déjame en paz. Ahora estoy escribiendo, ¿no? ¿Me dejas seguir con el post, por favor?

- Tú misma.

Y poco más, caracoles, sólo quería expresar mi conformidad para con lo publicado por la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (AROHE):

Si quieres un empleado productivo,
¡dale un turno intensivo!

1 comentario:

ottoreuss dijo...

Lo "bueno" de las jornadas partidas es que, aunque son más coñazo, son menos aceleradas. A los periodistas al menos yo creo que nos vienen mejor, ya que por la mañana cubres un tema y a mediodía lo reposas un poco hasta que ya por la tarde te pones con él.