domingo, 8 de junio de 2008

La bicicleta azul

Este fin de semana no ha habido viaje, caracoles. La estancia en los Estados Unidos de América se alargó más de lo debido y mi madre y yo tuvimos a bien descansar estos días. Amelia está dándole al ganchillo y a la lectura y yo he concluido mi retiro espiritual, que ya hacía tiempo que mi yo interno lo pedía a gritos.

Lo bueno de los retiros espirituales es que los puedes hacer en cualquier sitio porque es el espíritu el que se retira, sin que el cuerpo tenga que verse afectado por ello. ¡Fetén, retiro espiritual en Albacete se ha dicho! Como les digo, ya me tocaba pararme a pensar y a aceptar las pequeñas lagunas que a veces inundan mi existencia y también tenía que procesar algunos contenidos. Ay, qué gusto da, a las 20.30 del domingo, saberse con el trabajo hecho.

No sé cómo organizarán ustedes sus retiros espirituales, yo suelo empezar por lo más fácil, por lo más agradable, así que comencé asimilando que dos grandes amigas, los caracoles Sonia e Isabel, pisan de nuevo territorio español después de una estancia en el extranjero. Qué bueno, estoy deseando verlas. Qué me contarán, qué les contaré, qué haremos, qué recordaremos… y en ésas estaba mientras asistía al espectáculo de música y títeres que tenía lugar en el parque "Abelardo Sánchez" la mañana del sábado.

Luego, los caminos inextricables de mi retiro espiritual, me condujeron a cuestiones más peliagudas y me las tuve que ver reflexionando sobre qué carajo pintaba yo en una ciudad con la que hasta hace un mes no tenía vínculo alguno. Evidentemente, no llegué a ninguna respuesta satisfactoria pero tampoco me sentí desolada por ello: ea, pues aquí estoy y punto. Con todo lo que de atractivo tienen los comienzos y con todo lo que de frustrante, intento averiguar qué clase de intereses seguí cuando decidí plantarme en Albacete, lejos de mi madre, mi hermana, mi Otto, mi Fontana y, como les digo, ninguna respuesta acababa de convencerme; pero el asunto tampoco me quitaba la sonrisa que los titiriteros del parque habían puesto en mi cara.

Cuando, sola, salía del parque con vistas a hacerme la comida en casa, un caracol albaceteño me llamó por teléfono para ir al taller de haikus en piedra y comer un kebab. Como ya pasó con Mayte, no sé si Mariam se tendrá a sí misma como caracol o no pero, lo que es yo, no tuve ninguna duda: Mariam dice que desde que duerme en la litera de arriba se enfrenta al mundo de otra manera; eso de empezar el día lanzándote desde la cama al vacío te da otra perspectiva, dijo. Mariam es un caracol, está claro.

Luego fuimos a unos conciertillos y, entonces, sentía cómo mi retiro espiritual alcanzaba el clímax deseado pues, con las consabidas incógnitas, todo estaba más o menos bajo control e, independientemente de los motivos que quiera creer me han conducido a Albacete, aquí estoy y estoy agustico. Sin embargo, aún no había pinchado en “guardar como” y, claro, entonces el yang o la vuelta de la tortilla (como gusten) hizo acto de presencia para hacer de la puesta a punto de mi equilibrio espiritual un proceso completo, con sus cosas buenas y sus cosas malas; y todo gracias a Jhon.

Resulta que el viernes crucé unas palabras con el tal Jhon cuando él y Peter, mi flatemate, se saludaron. Apenas hablé con él pero le escuché un par de comentarios no sólo divertidos, sino también ingeniosos y el chaval me pareció buena gente. Bueno, pues, cuál fue mi sorpresa cuando, al día siguiente, mientras físicamente estaba en un conciertillo y mi reseteo espiritual estaba apunto de expirar con excelentes resultados, me encuentro al tal Jhon y me acerco a él para saludarle. El muy estúpido me despacha con un “¿te importa? Estoy con unos amigos”.

Me di media vuelta intentando aplicar todas las fórmulas matemáticas aprendidas en la secundaria para retroceder el tiempo y borrar aquella situación tan desagradable; no obstante, como nunca se me dieron bien los números, no hubo manera de arreglarlo. Así pues, me di otra media vuelta y le dije “oye, chaval, sólo pretendía saludarte: no soy ninguna psicópata, ladrona o ninfómana, ¿sabes? Ayer me caíste bien, simplemente. Que te jodan”. Bueno, igual no llegué a decirle exactamente aquello, pero se lo digo ahora. Ea.


Y eso es todo, amigos, acabo la semana medio satisfecha con lo vivido, aunque sin paella.

6 comentarios:

kyezitri dijo...

me gusta este blog, tiene personalidad y es francamente divertido; aunque no sé si sabes quién soy (creo que sí)...

¿retiros espirituales?¿para qué!

¿Quién? dijo...

sonrojado me has! pues claro que sé quien eres, el chico del nick imposible de pronunciar.

Es más, pa que veas que no sólo sé quién eres sino que además te leo, ahora mismo enlazo tu página. Ea.

En cuanto a lo de los retiros, no sé, chico, supongo que los necesito porque la tapa estrella en Albacete son los caracoles y me hace bien desconectar para asumir la crueldad en todos sus aspectos. La insoportable levedad del ser, ya sabes.

kyezitri dijo...

me gustan los caracoles, con esa salsita tan sabrosa!

thanks for the link!

no podemos esperar no ser leves dado el peso de nuestro espíritu...

cohete dijo...

Hola caracola

Qué bien lo pasé este finde. Sólo faltó echar una charla con nuestro gurú cultural Anselmo, el omnipresente, y escurridizo personaje, el "payo con gafas", el Andy Warhol de Albacete.

Tenemos esto pendiente, supongo.

Un beso!

P. dijo...

Vaya imbécil el ¿Jhon? ¿John? No se merece ni la "h" de "hilipoya!". ¿Te importa, Nata?

Anónimo dijo...

¿Sabes que te odio? Te odio porque le restas importancia a mis neuras, porque cuando quiero sentirme rara para cagar un cuento apareces tú, arrastrando esa concha cargada de sueños, y me descoyuntas mis pensamientos porque jodía...siempre te me adelantas...
camino de la biblio venía mascullando una nueva actualización para mi fotolog...."¿qué pinto yo en toledo?"... y cambiando el nombre de la ciudad mi razonamiento se parecía bastante al tuyo... en serio, voy a tener que enfadarme por esta "telepatía plagiadora", querida...ejem ejem...:p