lunes, 22 de septiembre de 2008

¿Qué no arreglará la paella de mi madre?



Los días previos a mi traslado a Alemania, Amelia, Saudade y yo estuvimos sincronizando nuestros relojes, trazando rutas estratégicas y poniendo a punto nuestra comunicación extrasensorial. Barajamos muchas opciones y, como siempre, ganó la más sentimental: seguimos como siempre, cada viernes iré a Socuéllamos y, desde allí, los tres volaremos hacia el lugar elegido para preparar la paella correspondiente.

Y así ha sido, caracoles. El viernes me eché una carrerita desde Lemgo hasta esa gran metrópolis de La Mancha que es Socuéllamos para dirigir “El caparazón del caracol” rumbo a Alaska. Vuelo directo, sin escalas.

Sí, ya sé que teníamos pendiente un viaje a Cuba y también que ya hemos comido paella en Estados Unidos. No me congratula descomprometerme de aquello con lo que me he comprometido y tampoco gusto de aplazar asuntos (adoro lo inmediato, caracoles) pero a veces pasa que uno debe cambiar sus planes por culpa o gracias a los actos de los demás. Como ya pasó el día que mi hermano decidió casarse sin tener en cuenta que, en esos mismos instantes, un concierto de Muchachito Bombo Infierno se estaba cociendo en Albacete.

De la misma manera que no le guardo ningún rencor a mi hermano Raúl por tal desconsideración hacia mi persona ─debido a que practico el sano ejercicio de recordarme a cada momento que el engranaje que conecta las relacionas humanas es harto complicado y, por lo tanto, estas cosas pasan y no debo afligirme─ tampoco puedo manifestar sentimientos negativos hacia Sarah Palin.

Hasta hace unas semanas, la vida de Sarah Palin y la mía seguían un curso independiente, indiferente el uno del otro. Ella estaba metidita en su campaña como candidata republicana a la vicepresidencia en la Casa Blanca y en sus labores de gobernadora de Alaska y yo, en mi traslado a Alemania y asuntos varios. De esta manera, ajenos a su vida, el viaje a Cuba seguía pendiente de ser el siguiente lugar de destino de mi madre, Saudade y yo. Sin embargo, como les digo, hace unas semanas, su vida y la mía entraron en contacto y, como ciudadana de este mundo, sentí la obligación de anteponer la visita a Sarah a beberme un mojito en el malecón de La Habana.

Y así fue, llegamos a la casa de esta señora cerca de las 12 del mediodía y allí estaba toda su familia. He de reconocer que no esperaba encontrarme con aquel panorama tan hogareño. Todos merodeaban por el salón proyectando el 120% de sus energías en la campaña de la matriarca. Su pequeño nieto leía el periódico y extraía una serie de conclusiones sobre política internacional para que su abuela no tuviese que concentrarse demasiado en los mítines. Adam, ese adorable hijo de su hija, tenía más de 20 tarjetitas en las que rezaba el siguiente título: Abuela, tienes que decir esto.

Mientras, David, el tercero de sus retoños ponía todo el empeño del mundo en crear una nueva cuenta de correo para mamá: Sarah.palin@hotmail.com. Sí, deseo recibir información diariamente sobre las actualizaciones de Hotmail, pinchaba el descerebrado David. Su santo esposo, Todd Palin, preparaba el material necesario para la sesión de manicura de su bendita esposa; la hija mayor servía café y Sarah se probaba unas lentillas para cambiar el color de sus ojos, que no su mirada.

De esta manera, mientras la economía estadounidense supuestamente se acercaba cada vez más al famoso Crack del 29, Rafael Nadal desenfundaba su raqueta y mi sobrina Andrea leía entretenida cómo funciona la reproducción sexual de los ornitorrincos, Amelia, Saudade y yo empezamos a preparar la paella en la cocina de la Palin.

Una vez más, los comensales no podían creer que tan delicioso manjar existiese y se deshicieron en halagos para con mi madre. Amelia, como siempre, agradeció enrojecida los halagos y, acto seguido, los tres dijimos al unísono: Sarah, dicen que una retirada a tiempo, a veces, también puede ser una victoria, you know?

1 comentario:

GG dijo...

Esperemos que de verdad la paella de tu madre funcione... porque, según parece, esta mujercita es más partidaria de la palabra "ataque" que de la palabra "retirada". Habrá que cruzar los dedos... ;)