martes, 5 de agosto de 2008

Algo se muere en el alma


Cuando Otto me dijo que Carmen Machi había dejado “Aída”, mi cerebro tardó días en poder procesarlo. He desarrollado cierta habilidad para olvidar todo aquello que me perjudica o, sencillamente, no me interesa pero les puedo asegurar que aceptar que Aída ha dejado de ser “Aída” supone un señor batacazo en mi vida.

Hice cuanto pude por no registrar esa noticia, sin embargo, todos mis esfuerzos fueron vanos. En primer lugar, la calidad de la amistad con Otto, así como su intachable validez como individuo, no me permiten poner en duda ni una sola de sus palabras y, mucho menos, hacer como que no las oigo. Y es que Otto pasará a la historia –a mi historia- por revelaciones tan míticas como “las personas no nos pertenecen” o “has aprobado latín II”.

En segundo lugar, no logré no procesar que Carmen Machi había decidido abandonar la serie que la ha empujado a la fama para dedicarse a lo que realmente le gusta, el teatro, porque esta actriz es, sobre todas las cosas, una persona. Esto es, toma decisiones, se fija unos objetivos e intenta alcanzarlos y ,si en esos objetivos ya no hay sitio para la serie de humor facilón en la que su personaje estaba siendo cada vez más descuidado, yo no soy quien para oponerme a que Aída deje “Aída”.

Así que, caracoles, proceso y acepto que la protagonista de mi serie favorita ha decidido echar a volar fuera del nido que la ha visto crecer pero eso no quiere decir que no me duela a rabiar porque me duele a rabiar, que conste.

¿Cómo llevan ustedes lo de los cambios? Yo, fatal. Me cuesta tanto encajarlos, amigos. Además, en cuanto a “Aída” he de decir que para mí es algo más que una serie. Implica algo más que entretenimiento el hecho de encender la tele cada domingo a eso de las 22.00 para desternillarse de la risa con los enredos de una madre alcohólica que tiene un hermano ex yonqui, un putón verbenero por hija, un hijo delincuente, una vecina puta, un amigo torpe e hispanista que, a su vez, tiene un hijo gay y todos ellos regentan un bar cuyo dueño no tiene nada que envidiar al mismísimo Julián Muñoz. Ver “Aída” implica una actitud ante la vida, sin lugar a dudas.

Esta serie no llega a ser excesivamente transgresora pero tampoco tiene nada que ver con el melodrama al que las series españolas nos tienen acostumbrados. Caen, adrede caen, en un sinfín de tópicos que siempre acaban burlando de la manera más tonta y ahí es donde el espectador activo, el que está haciendo algo más que ver una serie cuando ve “Aída”, alcanza el orgasmo de la alegría.

Ustedes han sido testigos de lo duras que han sido algunas de las paellas que hemos hecho mi madre y yo (En Suráfrica incluso me apalearon, ¿recuerdan?). Bien, pues doy fe de que, de no ser por estímulos como “Aída”, ni Amelia ni yo nos hubiésemos levantado tras cada caída. Y es que, al menos mi madre y yo, no podríamos procesar tanta mierda como hay que procesar si no fuese por el humor que le echamos al asunto.

No es que nos burlemos de la cara menos amable de la vida y de la humanidad, se trata más bien de que tanto ella como yo nos vemos en la obligación de echar una miradita socarrona al mundo para que la sangre no nos hierva tanto y entonces, sólo entonces, podamos hacer algo, siquiera una paella.

Y Carmen Machi, junto al resto de actores, era eso: un condón para protegerse de la agresividad del entorno. Como me conozco, sé que llegaré puntual a la cita con “Aída” en la nueva temporada pero también sé que me costará acostumbrarme a que la ex alcohólica, barriobajera y desesperada Aída no aparezca en mi tele con su agramaticalidad y su sencillez. Como les digo, aunque he desarrollado cierta habilidad para olvidar todo aquello que no me beneficia o, sencillamente, no me interesa, me cuesta tanto aceptar los cambios que yo no sé si volveré a reír a pierna suelta con Jonathan y Lorena, que ya nunca más recibirán una colleja de su madre

3 comentarios:

ottoreuss dijo...

Totalmente de acuerdo: ver Aída no es un entretenimiento, es una actitud ante la vida

P.D.: nena que has aprobado latín II!!!

Luīze R. dijo...

idea que alquien (actor, cómico, que sea) podría funcionar como ¨un condón para protegerse de la agresividad del entorno¨ made my day (elaboró mi día, majoró mi día, hizo mi día)... gracias

Anónimo dijo...

no me digas..ay, q palo!!

Lucas (los hombres de paco) explota en un coche, los de la familia Mata se separan, Aida se va..

no gano pa' disgustos..

Laurita