martes, 12 de agosto de 2008

¿Qué no arreglará la paella de mi madre?


Este fin de semana ha sido muy extraño, caracoles. Algo me dice que mi madre y yo no escogimos el mejor momento para preguntarnos por el misterio de nuestras paellas: ¿Qué pretendemos con esto, hija? ¿Qué vamos a conseguir con esto, mama? ¿Sirve para algo?

Este interrogatorio tuvo fue motivado, en parte, por una de esas crisis++ que se apoderan de los Alarcón Mosquera (si mal no recuerdo, ustedes ya fueron testigos de alguna de ellas al comienzo de este blog). Sin embargo, he de decir que, de haber elegido otro destino para este fin de semana, es más que probable que la crisis no hubiese sido o que, al menos, las respuestas a esas preguntas (¿Qué pretendemos con esto, hija? ¿Qué vamos a conseguir con esto, mama? ¿Sirve para algo?) hubiesen sido mucho más satisfactorias para las dos. Pero sucede que elegimos Georgia.

Amelia, ya desde el principio, se mostró reticente ante la decisión, mientras que Saudade y yo ardíamos en deseos, ¿cuándo sino ahora, mama?

Empezamos a prepararlo todo: aceite, arroz, condimentos, pan… y sonó el teléfono. Era Juanair, nuestro piloto, decía que lo sentía mucho pero no podía arriesgarse a aterrizar en el aeropuerto georgiano que, ya desde el viernes, aparecía en las noticias como uno de los objetivos del ejército ruso. Lo siento, de verdad, pero acaba de nacer mi hijo y no puedo no volver vivo.

Mi madre me contaba la noticia asintiendo con la cabeza y, a pesar de que, mientras hablaba, me estaba haciendo suavitos en la cabeza, terminó de contarme las palabras de Juanar con un “claro, es normal” que no me hizo ni puta gracia. Y Saudade, tres cuartos de lo mismo. Saudade siempre tiene saudade. Tiene saudade para dar y para regalar y, claro, sus ojos siempre entristecidos se inclinaban hacia mi postura y también hacia la de Juanair.

Me sentí tan sola, caracoles. Fue mi madre la que abrió la veda del examen y dijo en voz alta: Todo tiene un límite, Nata, y meternos en el corazón de una guerra para hacer una paella es sobrepasarlo. No me jodas, mama. Si tú vas, yo voy, pero piénsalo seriamente, ¿qué pretendemos con esto, hija?

Saudade ni tan siquiera dijo “esta boca es mía”. Como ya dije, él se identifica con la melancolía de todas y cada una de las partes (la de los georgianos, la de los descerebrados soldados, la de Juanair, la de Amelia y la mía), por eso no dijo nada. Se limitó a seguir con los preparativos por si, finalmente, el viaje seguía adelante. Mi madre y yo nos hablamos sin hablarnos, como ya nos ha pasado tantas otras veces.

En esos momentos, en mi mente no dejaban de pasar escenas de otras paellas: recordé a mi madre hablando con Hassan II, el silencio de toda mi familia frente al muro de Palestina, el lento masticar en la Casa Blanca, la fiesta de disfraces en Austria. Evidentemente, mientras veía estas imágenes en mi cabeza, también pensaba en titulares como “un Sáhara independientemente es inalcanzable”. Lo dicen ellos, los que tienen la paellera por las asas. Nosotras sólo contamos con un puñao de arroz. Hay que joderse.

También recordé las risas que nos hemos echado, el “Imagine” versión flamenca, las caras de los amigos que hemos ido haciendo y fue entonces cuando rompí la conversación silenciosa que manteníamos Amelia y yo:

-Hemos estado en lugares donde la situación política era bien cabrona, ¿qué tiene de especial Georgia? Si hace siete días no sabíamos ni ubicarla en el mapa.

-Es una guerra en estado puro, Nata. Perdón, es una guerra en el estado más primitivo que puedas imaginarte. Sí, tienes razón. Hemos estado en lugares donde unos grupos se enfrentaban violentamente a otros, lugares oprimidos por la política internacional brutal y feroz de otros países pero oprimidos, al fin y al cabo, a base de cierta diplomacia y mucha demagogia.

-La de Rusia contra Georgia no es la única guerra latente en este momento. Qué va, aunque ni tú ni yo lo podamos entender, hay un montón de conflictos bélicos por ahí repartidos. No es la única, no, pero sí es la primera a la que nosotras vamos a asistir en primera persona.

-Tú siempre has dicho que es igual de alcohólico el que se emborracha con vino de cartón que el que lo hace con whisky de reserva, pues aquí es lo mismo, ¿no? Tanto da que se apropien de los recursos del país, que amenacen con ataques nucleares o que se impongan disparo a disparo alegando que atacan para no ser atacados. (Miren que hay sinsentidos en esta vida pero lo de las guerras preventivas, se lleva la palma…).

-Claro que son todos iguales, hija. Todos son la misma mierda pero esta vez se trata de una guerra abierta que puede seguir abriéndose… dime, ¿dónde haríamos la paella?

-Hemos comido paella en muchos sitios donde la vida humana vale menos que un kilo de patatas. Podríamos haber muerto muchas veces y no lo hemos hecho.

-No es cuestión de vivir o morir, Nata. Sucede que la guerra acaba de empezar y el que no esté huyendo, se estará escondiendo y el ruso que empiece a preguntarse qué coño pinta él allí, estará intentando contactar con su novia para decirle que la quiere y para justificarse “yo no soy malo, sólo recibo órdenes. Katiuska, dime que tú sabes que no soy mala persona”. Y los demás, estarán encarnando el lado más primitivo y horroroso del ser humano mientras se reparten la munición. (Miren que hay asociaciones espantosas pero querer mezclar el instinto de supervivencia con la guerra preventiva, se lleva la palma).

-Y, ¿nadie va a hacer nada, mama?

-Ahí donde los ves, Nata, los rusos tienen cogidos por los huevos tanto a EE. UU como a Europa.

-Bueno, nosotras seguimos adelante, ¿verdad? Voy a avisar a Saudade

-No tenemos piloto, hija. Además, no nos van a dejar aterrizar en el aeropuerto.

-¡Joder, mama! ¿Cuándo ha sido eso un problema para nosotras? Bueno, lo de no tener piloto sí es un problemilla, sí.

-Voy a hacer la paella para nosotros tres, ¿vale?

-Pero, mama, tú estás conmigo, ¿verdad?

-Claro, hija.

-¿Mañana mismo nos apuntamos a clases de pilotaje en la autoescuela?

-Claro, hija.

8 comentarios:

ASR dijo...

En esta guerra no veo más que malos, muy malos y demagogos. No es necesario decir quienes son las víctimas. Víctimas de un macabro juego de estrategia.

Cuidado con los pajarracos cuando conduzcáis el avión.

Anónimo dijo...

Lo de los sinsentidos de la vida lo llevamos los hispanohablantes en la lengua. A mí el que más me gusta es ahora después. Con estos recursos guerra preventiva sale solo.

¿Quién? dijo...

A los políticos de Brasil se les ha prohibido el uso del gerundio por confuso. Se acabó el "estamos trabajando en ello" que poco o nada aporta al discurso y, además, puede inducir a error a quien lo escucha.

Ahora después podrías explicarme cómo carajo pones la cursiva y si, de paso, das las claves para poner un enlace en un comentario en plan chulo (no en plan churulero:http://unmundomejorparaloscaracoles.blogspot.com/2008/08/qu-no-arreglar-la-paella-de-mi-madre.html?sh.., ¡estarás construyendo un mundo mejor para los caracoles!

Anónimo dijo...

Bajo el cuadro en el que escribo estas palabras hay unas instrucciones que dicen que se pueden introducir códigos HTML como b, i o a.

No puedo reproducir la sintáxis exacta porque si pongo el código se transforma en el correspondiente resultado: ironías de los tutoriales... Pero bueno, el código en cuestión, por ejemplo "b" para la negrilla, entre signos de menor que y mayor que antes de el texto a formatear, y el mismo código con una barra delante "/b" también entre signos.

Para meter un enlace útil además hay que utilizar un parámetro dentro de los signos, detrás del código "a" y un espacio, indicando la dirección a la que apunta el enlace de la siguiente manera href="http://unmundomejorparaloscaracoles.blogspot.com", con las comillas y todo.

Uff, qué difícil es escribir tutoriales.

¿Quién? dijo...

A ver si me he enterao:

<"b">lo estaré haciendo bien?<"/b">

<"i">cursiva??<"/i">

<"a"> href="http://ottoreuss.blogspot.com"<"/a">

Bueno, publico este comentario de prueba y sigo intentando en la intimidad, caracoles. No es necesario que sean testigos de mi torpeza informática.

Gracias, blas!

Anónimo dijo...

Sobran las comillas en torno a los códigos b, i e a y ya lo tienes; las que rodean la dirección URL ottoreuss están en su sitio.

Ánimo!

¿Quién? dijo...

A ver, a ver:

hágase la negrita

¡y la cursiva!

href="http://ottoreuss.blogspot.com"

ot, a lo tonto te estoy publicitando de lo lindo, eh :)

pues muchas gracias, blas. Qué fácil es construir un mundo mejor para los caracoles. Me encanta.

¿Quién? dijo...

jaja, no hay que poner "href", ok, ya lo he pillao :)