lunes, 15 de junio de 2009

¿Qué no arreglará la paella de mi madre?

-¿Irán o Perú, mama?

-Yo qué sé, hija, yo qué sé.

-Si lo prefieres, podemos volver al Sáhara este fin de semana…

-¿Ha habido alguna novedad en el Sáhara?

-No, por eso te lo digo.

-Ah

-A Irán tuvimos que haber ido antes, tú también eres consciente de ello, ¿verdad? Tuvimos que haber ido cuando Amnistía nos contó que el Consejo de Guardianes, el órgano que analiza todas las candidaturas que optan a las elecciones con el fin de “garantizar su idoneidad para la presidencia”, sólo había aceptado cuatro candidatos a las elecciones, excluyendo a todos las demás.

-Tienes razón, tuvimos que haber ido entonces, aunque estarás conmigo en que, tal y como están las cosas ahora, nuestra paella vendría que ni pintada en Teherán. Todo apunta a que ha habido un señor pucherazo y por eso las revueltas, ya sabes.

-Sí, si no digo que la cosa no esté jodida ahora, lo que pasa es que a mí Mussavi no me llena el ojo del todo, es la alternativa occidental, el candidato de Estados Unidos creo que lo llaman.

-Hombre, puestos a elegir, yo me quedo con Mussavi.

-Ése es el problema, ponerse a elegir cuando las opciones se han reducido, perseguido y encarcelado injustamente, piensa en la de minorías étnicas que seguirán sin poder exigir justicia, por no hablar de las mujeres que se presentaron como candidatas y, ni modo: reducidas, perseguidas y encarceladas. Ya nos lo dijo Amnistía el otro día.

-Sí, tienes razón, pero de haber salido Mussavi quizá en las próximas elecciones hubiese habido más variedad en las candidaturas, ¿no crees?

-No sé, sí, supongo que sí. Quién sabe. El caso es que no me parece nada saludable que Estados Unidos tenga tanto protagonismo, en general. A Chomsky tampoco le gusta la idea

-Huy mama, eso es harina de otra paella.

- ¿Sabes qué, hija? No me encuentro del todo bien. Creo que no voy a viajar este fin de semana, me quedo en casa terminando la colcha de Edurne.

-No digas eso, mama. Ésa no es la actitud caracol y tú lo sabes.
-Ya, hija, pero a veces uno pierde la fe.

-T e entiendo, hay demasiados destinos posibles para nuestra paella. Es eso, ¿no?

-Sí, en parte es eso y, también en parte, es lo de siempre: ¿Qué arreglará nuestra paella, hija?

-No sigas por ahí, mama.

-Lo siento, no sé qué me pasa últimamente pero cada vez me cuesta más ser un caracol los fines de semana.

-No digas eso, mama.

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