viernes, 26 de junio de 2009

Señales

Ni apnea del sueño, ni huelga de silencio: he estado en Toledo, caracoles; por eso es que no nos hemos visto estos días. ¿Acaso internet no ha llegado a Toledo? No, hombre, no; no es eso. Lo que pasa es que he estado haciendo un cursito muy mono y muy intensivo que si bien me ha aportado un océano de conocimientos, también me ha incapacitado para caracolear. Es lo que tienen las aulas, que, entre los muchos efectos nocivos para el individuo, también asesinan las aptitudes del alumno.

Además del cursito mono e intensivo, he tenido el placer de hablar con un caracol que ansía inventar un nuevo tiempo verbal para el español: el futuro anterior. He disfrutado, como siempre, de la conversación con Mayte y también he sabido que Marta, la hija de Bea, ha hablado con el mismísimo Dios. La niña asegura que esté simpático personaje le ha dicho que tiene que portarse bien, querer a sus padres y, de regalo, le ha indicado qué botón tenía que pulsar para encender la tele. Qué suerte tienen algunas, ¿verdad? En fin, podría decirse que he disfrutado de una agradable estancia a pesar de que Toledo, como ya sabrán ustedes, es una ciudad altamente perjudicial para la salud. No lo digo sólo por las insolentes cuestas del lugar, me refiero más bien al peligro de ser peatón en esas calles sin aceras.

Y ahora, cual Cenicienta a las 23.55, me dispongo a disfrutar de mis últimos momentos como princesa antes de que se rompa el hechizo y me encuentre en El Tragón poniendo cañas a todo gas.

Disculpen la brevedad, la semana que viene retomamos Un mundo mejor para los caracoles como dios manda. Sólo vine a desearles un buen fin de semana y a dar señales de vida, que siempre viene bien. ¿Ustedes se dan señales de vida, caracoles? Dénselas, hombre, dénselas, que sientan de maravilla. Me refiero a que, después de sufrir el atentado a la creatividad que también suponen las clases, tenía la extraña necesidad (que no el tiempo) de reencontrarme con esas señales de vida que sólo encuentro cuando caracoleo o le doy a cualquier otro texto.

Mi padre siente esa vitalidad única y exclusivamente cuando entra en contacto con el aire acondicionado o la calefacción, dependiendo de la estación. En la variedad está el gusto, lo que importa es sentirse vivo, ¿no?

Lo dicho, dense el placer y disfruten del fin de semana.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

pues la verdad, nata, es que esta vez, conversado, lo que se dice conversar, hemos conversado poco (y el desconversador que lo desenconverse buen desconversador será :P). Entre tu curso intensivo y mi ataque de idiotez -me siento super estúpida últimamente- ha habido poco tiempo de caracolear.
Me pasa que con la ñoñería me vuelvo tonta...y toy mú ñoña...qué caquilla, tener que irme de toletum...jo...
me gusta eso del futuro anterior...me gusta...:P
un besico

Anónimo dijo...

pues la verdad, nata, es que esta vez, conversado, lo que se dice conversar, hemos conversado poco (y el desconversador que lo desenconverse buen desconversador será :P). Entre tu curso intensivo y mi ataque de idiotez -me siento super estúpida últimamente- ha habido poco tiempo de caracolear.
Me pasa que con la ñoñería me vuelvo tonta...y toy mú ñoña...qué caquilla, tener que irme de toletum...jo...
me gusta eso del futuro anterior...me gusta...:P
un besico