lunes, 16 de noviembre de 2009

¿Qué no arreglará la paella de mi madre?




Aunque podría decirse que el caso Gürtel ya está totalmente interiorizado en la ciudadanía (que ya ha dejado de escandalizarse por este asunto, si es que alguna vez llegó a escandalizarse de verdad), Amelia y yo queríamos compartir una paella con Francisco Camps.

En líneas generales, mi madre estaba deseosa de enfrentarse al reto de preparar un arroz para un valenciano y yo no quería más que mirar a ese hombre a los ojos. Pero no ha habido manera, caracoles. El presidente valenciano estaba muy ocupado este fin de semana. ¿Estaba en la reunión de peperos que se celebraba hoy en Barcelona? No, el President tenía deberes mucho más importantes.

Así que nos quedamos compuestas y sin paella a la vista:

-¿Qué hacemos ahora, mama? Yo tengo ganas de paella, jo.
-Tendremos que tirar del comodín.

Cuando mi madre y yo no sabemos dónde hacer nuestra paella siempre acabamos metiéndonos en camisas católicas o monárquicas. Es algo así como lo que hacen en Telecinco con Belén Esteban para rellenar huecos. Son tres casos igualmente vastos y complejos y, claro, siempre hay algo nuevo que hacer o decir al respecto. ¿Ustedes también se han percatado de que Belén Esteban se está quedando sin nariz?

Como el placer siempre está en nuestros manos y el folletito de la Campaña de Educación Afectiva que organiza la Junta de Extremadura se nos antoja bastante completito en tanto que trata aspectos muy variados (habría que haber asistido a las jornadas para examinar la profundidad, claro), tuvimos a bien preparar una paella para compartirla con todos los que, como nosotras, celebran las mil y una bondades del onanismo y también con los que comparan la masturbación con “fabricar un cohete”. Ya saben, la idea era disfrutar del arroz de mi madre, bailar, cantar y pasar un buen rato a fin de promover el entendimiento o, al menos, la aceptación de ideologías contrarias.

Pero luego encendimos la tele y nos enteramos de lo de Aminatou Haidar, la activista saharaui que ha sido detenida en El Aaiún, la capital del Sáhara Occidental, gracias a un sucio acuerdo entre el Gobierno marroquí y el español que así lo ha permitido. La tienen retenida en Lanzarote y ha declarado que hará huelga de hambre hasta que le permitan volver a su tierra.

Así que nos fuimos a la Marcha por la independencia del Sáhara Occidental a gritar “Sáhara libre ya” con la boca llena de arroz.

Con la boca llena de esa paella que esperemos haga efecto más pronto que tarde: Sáhara libre, ya.

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