lunes, 23 de noviembre de 2009

¿Qué no arreglará la paella de mi madre?




Recién llegada de Lanzarote les cuento que paella, lo que se dice “paella”, no ha habido este fin de semana, caracoles. Aminetu Haidar lleva en huelga de hambre una semana para exigir libertad y justicia y ni a mi madre ni a mí nos pareció de recibo preparar un arrocito gigantesco en todas sus narices. Durante el viaje, Amelia y yo buscamos desesperadamente un sustituto a la altura de la paella con el que manifestar nuestro firme apoyo a Aminetu Haidar y a su causa (que también es la nuestra) mientras pasábamos un buen rato. Descartados los malabares y la danza de los cinco ritmos, aterrizamos en el aeropuerto de Lanzarote sin ninguna idea consistente en la cabeza y, por consiguiente, con cierta ansiedad.


-¿Qué vamos a hacer, hija?

-No sé, mama. Maldita sea, debimos haber prestado más atención a Saudade cuando intentaba enseñarnos a tocar “Imagine”.

-Sí, hija, sí. Pero no tenemos tiempo para compadecernos: Cayo Lara está a punto de terminar su entrevista con Aminetu, ¿qué hacemos?

-¿La abrazamos?

-¿y ya está? Mujer, hagamos algo más.

-Uy, ¿quién es ese mozalbete? ¡Macaco! ¿Ése es Macaco, mama?

-Eso parece.

-Ay mama, me encanta Macaco. Creo que me voy a desmayar.

-Nata, tampoco creo que sea el momento más indicado para dejar salir a la grupi que llevas dentro.

-Jo, es que me encanta Macaco.

-Pues creo que viene a dar un concierto para apoyar a Aminetu y denunciar su secuestro.

-¿Sí? ¿Estás pensando lo mismo que yo, mama?

-Sí, yo también creo que con el pelo corto estaría mucho más guapo.

-No, mama, no es eso.

Percusión, coros, flauta travesera, viola... Amelia y yo nos subimos al escenario y acompañamos a la banda durante todo el concierto. Dicen que sonó realmente bien y hasta la Haidar se echó unos bailes. Tendrían que haberla visto en “Seguiremos”, “Mundo roto” o “Todos”.

Les cuento que después del concierto, cuando la gente empezó a gritar “Sáhara y Aminetu Haidar libres” y la populista Rosa Díez se anotaba un tanto en el Congreso Nacional de UpyD, Macaco, Amelia y yo empezamos a trabajar los primeros cimientos de lo que estoy segura será una gran amistad.

Hablamos de nuestras paellas y de Saudade. Le confesamos que, sin su música, nuestros viajes ya no eran lo mismo y él no quiso contarnos si sigue o no con Kira Miró, pero sí nos dijo que le encantaría formar parte de las paellas de mi madre y nosotras, encantadas.

Va a hacer un año de la muerte de Saudade en Palestina, caracoles. Difícilmente “Crece la voz” podrá sustituir la magia de las infinitas versiones de “Imagine” de nuestro gitano, no obstante, tanto mi madre como yo estamos convencidas de que Macaco va a aportar un puñado de cositas buenas a nuestras paellas y nosotras, encantadas.

Y ahora me dispongo a firmar esta carta, ¿se animan? ¡Anímense!

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