sábado, 13 de septiembre de 2008

El primer paso es el primero que hay que dar

-Se acabó, Nata, hasta aquí llegó tu período de escritora. Durante un tiempo apenas podías escribir un parrafito coherente o mantener una conversación, luego hiciste “boom” y después de la explosión no ha quedado nada a tu alrededor. Se acabó.

-Pero, ¿qué me estás contando? ¿Cómo voy a dejar de escribir ahora?

-Tú misma, maja, ¿cuál va a ser la entrada de hoy para el blog? ¿Les vas a hablar sobre tus nuevos compañeros de casa o tus “progresos” con el alemán? ¿el trabajo en el orfanato, quizás? ¿Quién te crees que eres? ¿Acaso piensas que tu vida es tan interesante como para ser contada? ¿A quién crees que le importaba la boda de tu hermana?

-Mira, tía, bastante tengo con adaptarme a la vida en Lemgo como para echar más tierra al asunto cuestionándome una vez más el porqué y para qué de Un mundo mejor para los caracoles. Una cosa tengo clara y es que puede que las parrafadas aquí vertidas no le interesen a nadie pero, eso sí, son algo más que un diario, ¿sabes?

-Está bien, está bien. Ahora, dime, qué hacemos en cuanto al bloqueo de ayer, ¿eh? ¿Qué pasa con las casi dos horas frente a este teclado escribiendo sandeces que no van a ningún sitio. Acéptalo, chica, desde que te levantas hasta que dices “bis morgen” te la pasas mezclando inglés y alemán y es normal, amiga, tu fluidez verbal en español disminuye a pasos agigantados. Cada día cuenta.

-¿De qué vas? Por esta crisis no pienso pasar, ¿sabes? Además, dados mis conocimientos de las lenguas inglesa y germana, dudo mucho que deje de construir mis pensamientos en español, listilla, que eres una listilla.

-Tranquila, mujer, no seré yo quien te impida caracolear cibernéticamente. Dale con fe. Si te parece, mientras tú intentas escribir algo para el blog, yo me ocupo de almacenar la construcción correcta del imperativo en alemán.

- No, gracias, será mejor que descanses un rato. Ya aprenderemos el imperativo mañana.

En efecto, he tenido otra crisis. Sí, ya sé, no debería convertirme en mi enemiga pero, ay, es tan fácil. Con todo, es tan cómodo dejarse caer, ¿verdad? En fin, lo que cuenta es que aquí estoy, retando al teclado que ayer no me dejó caracolear, caracoles.

Como le decía a esa de ahí arriba cuya identidad sigo sin conocer a ciencia cierta, éste no es un cuaderno de bitácora, es Un mundo mejor para los caracoles, sin más No obstante, aunque no es un egoblog, ¡cómo no les voy a hablar de mis primeros días en Alemania! Con qué dedos les escribo yo sobre la detención de Salvador Contreras en Estados Unidos, acusado de parecer mexicano, sin decirles que vivo con dos católicos, una musulmana y una protestante. Yo, que, desde que descubrí que se podía no creer en ningún dios me desentendí totalmente de este asunto, ahora tengo que vérmelas entre jóvenes creyentes y practicantes. Con qué dedos tecleo que Oh my God! Rafael Nadal ha sido derrotado sin decirles que, a escasos cinco días en Lemgo, he descubierto que la desfilologización como tal no es posible. Se me caería la mano de vergüenza.

Mi circunstancia no es ni mejor ni peor que la de cualquier otro, sencillamente, es mi circunstancia y estoy segura de que cualquier manual de optimización de recursos aprobaría que un individuo partiese de su anecdotario personal para caracolear. ¿Me oyes? Se lo digo a ella, a la que se ha ido a dormir hace unas líneas. Mañana se lo repetiré, ahora se hace la dormida.

Dicho esto, caracoles, he de reconocer que, vistos desde fuera, mis primeros días en Alemania deben resultar divertidos. Desde dentro es otra historia, eso sí, no tengo ningún problema en asumir que, desde fuera, alguno que otro se echaría unas risas si me viese comprar y, posteriormente, comer nata para cocinar en vez de yogurt natural. Y, aunque poquito a poco voy descubriendo que otro tipo de comunicación es posible, el hecho de que mi entorno no esté muy por la labor de prescindir del lenguaje para relacionarse con los demás a veces genera cierta tensión ya que sigo sin tener ni pajolera idea de alemán.Y, algunas otras veces, esta situación desencadena momentos realmente divertidos y especialmente deliciosos en los que todos nos entendemos sin hacer caso del verbo.

Con todo, como les digo, asumo que la desfilologización no es el camino. Se comparta o no el mismo idioma, sea cual sea el vocabulario elegido, jo, el lenguaje es una gran herramienta, ¿no creen? Será cuestión de aprender a utilizarlo.

Saramago, ¿para cuando el Ensayo sobre la mudez? Yo ya estoy manos al teclado.

8 comentarios:

ottoreuss dijo...

Yo no creo en el verbo caer, sino en el dejarse caer. Y, en efecto, dejarse caer es una de las opciones más cómodas que existen.

Anónimo dijo...

No dejes de caracolear, a mí me importa Un Mundo mejor para los caracoles y me importa lo que te pasa en Alemania, así que aunque sólos ea por mí sigue escribiendo.

Por otra parte, lo del bloqueo creo que es por el mes de septiembre, es un mes tonto, yo también he intentado varias veces actualizar mi blog y nada, no sale nada, así que dejaremos pasar el tiempo.

Bueno, que disfrutes de Alemania y del alemán. Un beso, Montse

melmoth dijo...

Yo también voto porque sigas con esto. Es difícil no hacer de un blog un diario-escaparate, pero éste no lo es.

En cuanto a tus compañeros, no los mires, únete. Falta un Hare Krishna en el grupo.

Suerte con el alemán (yo lo odio a muerte y por nada del mundo querría hablarlo). Todo sea por hacerse entender.

Anónimo dijo...

Lemgo tiene el escudo de armas más guapo que he visto hasta la fecha, el más guapo y el más contradictorio: una elegante margarita azul sobre fondo gris, destinada a aterrorizar al enemigo. ¿A qué Lemgonita se le ocurrió relacionar la guerra con las margaritas azules? Te has ido a vivir a la comuna jipi más antigua de la historia.

Además, Lem'go se parece a la contracción de Let them go (déjales ir), una actitud bastante buenrrollista en contextos belicosos. Aunque un poco cogida con pinzas esta relación refuerza mi teoría.

Creo que un pueblo así se merece unas cuantas entradas en Un mundo mejor para los caracoles y que te hagas una camiseta con el escudo de Lemgo.

¿Que no seas capaz de escribir tendrá que ver con tu desfilologización? ¿Los primeros síntomas? Eso es que vas por buen camino.

;-) Ánimos

el llamado perdido dijo...

Natalia!
Wie geht's alles? Ich hoffe es ist ganz gut. Septiembre es bonito y difícil.
Un beso fuerte. Mantén el blog al día. Está genial!
besos!

¿Quién? dijo...

¡Muchas gracias, chicos! Pues sí, por aquí seguiremos... Nada de dejarse caer.

Siempre me han molao los Hare
Krishna, eso sí, no pienso cortarme el pelo otra vez :)

Let them go, me gusta. Qué cosas, eh.

Perdido, yo sí que estoy perdida... Ich versteche ein beischen aber Ich spreche nicht

Tchüs!

GG dijo...

Quizá un experimento de desfilologización te esté esperando dentro de poco: una habitación de personas con más de una copa y de dos y de tres... seguro que es un reto para la comunicación no verbal.
La famosa fiesta de la cerveza alemana está a la vuelta de la esquina... ;)

¿Quién? dijo...

oktoberfest (or something like this), yeah!

De momento voy allanando el camino con el calimocho :)

ya volviste de vacaciones, eh. Un abracico