martes, 11 de marzo de 2008



Estoy leyendo La historia del silencio de Pedro Zarraluki. Es especatular cómo este hombre describe las miserias humanas más cotidianas; utiliza en sus textos una equilibrada mezcla de comicidad y sensibilad tal que no puede menos que acercarnos al patetismo de todo personaje (de todo personaje) con cierta ternura.


Recuerdo los jueves universitarios en los que, entre risas y calimochos, comentábamos que el lugar elegido para hacer el botellón no era nada casual, más bien era el preludio a nuestro futuro: el parking de la oficina del desempleo, con dos cojones. Pero la vida ríe la última y, claro, ríe mejor. Así que, efectivamente, ahí me las tuve que ver hace unas semanas.
Con el tiempo he aprendido que con buen rollito todo va mejor, por eso no tuve otra que plantarme en el centro de la sala de ofertas de empleo donde cuatro funcionarios
dispersos -espacialmente dispersos, no sé si mentalmente también- me miraban. "Quiero un trabajo", grité a la manera de Leonardo Dicaprio y su "Soy el rey del mundo". Ellos se rieron con la seguridad que imprime tener el culo en un asiento que sabes será tuyo durante muchos años y yo con cara de "a pesar de mi sonrisa, no estoy de broma. Quiero un jodido empleo de no muchas horas y con un sueldo digno".
Una señorita me invitó a su mesa para que, delante de una pantalla, viésemos si podíammos solucionar mi futuro laboral de alguna manera.

-¿Qué tipo de trabajo buscas?
-¿Hay alguna vacante como rey, reina, príncipe o infanta?
-Me temo que no.
-Es una lástima, jo.
-¿Tienes estudios?
-Licenciada en Filología Hispánica.


Y se rió; pero yo me reí más. Ella sabrá de oídas qué salidas tiene la que ha sido mi carrera pero yo, que estoy dentro de ella, las conozco a ciencia cierta, por eso me reí mucho más que ella.
Inés, que así se llama la señorita en cuestión, me comentó que necesitaban camareras en Obelix y en un hotel que abrirán dentro de poco en Ciudad Real. ¡Si sabes idiomas quizá puedas entrar como recepcionista! Guau, muchas gracias, Ines. Vaya puta mierda me ofreces, niña.
Sigo sin trabajo y, en resumidas cuentas, mientras el Estado se da cuenta de que la educación pública me necesita quiero pensar que con mi título de licenciada en Filología Hispánica puedo serle útil a escritores como Pedro Zarraluki inspirándole alguno de los personajes de su próxima novela.






2 comentarios:

Álvaro Ramírez dijo...

¿Se necesitan camareros en el Obélix?

¿Quién? dijo...

Alvaroide!

Se necesitaban.

Se necesitaban camareros en Obélix, se necesitaban empleados en el servicio de limpieza de la universidad, en Burger King, en Telepizza... pero ya no se necesitan.

La semana de los contratos ya pasó y nosotros sin enterarnos