Hay dos cosas que me gustan especialmente de Mercadona, nuestro supermercado de confianza: los yogures de tarta de frambuesa y el hecho de que a los ochos años de vida se derribe el supermercado en cuestión y se construya uno nuevo en su lugar. Eso sí, he de decir que yo pondría más trocitos de frambuesa en el yogurt, de la misma manera que mis conocimientos de arquitectura y yo consideramos un derroche innecesario llegar hasta tal extremo (¡derribar el supermercado y construir uno nuevo!) habiendo tanto manitas como hay por el mundo.
No obstante, mi cuñada Rocío, empleada de Mercadona en Socuéllamos, me cuenta que la instalación está para el desguace: averías eléctricas, puertas frigoríficas que sólo se abren con el famoso "golpecito" y grietas por todos lados.
A mi cuñada le parece una excelente decisión lo del derribo y cuenta nueva para atajar esa maldita costumbre que tienen los desperfectos de desperfectarse a su antojo, sin la más mínima pretensión de guardar un orden o buscar cierta simultaneidad: un día hay que llamar al fontanero, otro al albañil… y así no podemos estar, Nata. Derribo y cuenta nueva.
No voy a proponer que acabemos con todo lo establecido y empecemos de nuevo porque, a pesar de que vivo en Un mundo mejor para los caracoles, tengo los pies en la tierra y no consigo encontrar la manera efectiva de trasladar el sistema menéame (que también tiene sus achaques, claro) a la carne y al hueso. Pero lo seguiré intentando.
Tampoco estoy llamando a esa anarquía a la que tantos temen. Creer en la anarquía es creer en el ser humano y, desde luego, viendo lo mal que hemos construido este mundo durante siglos y siglos y, sobre todo, viendo lo nada que hemos aprendido de los errores del pasado yo no apuesto un solo duro ni por ustedes, ni por mí.
Y no seré yo quien llame a la desobediencia (aunque ellos tampoco obedezcan demasiado). Llamo al cuestionamiento de fondo y a la actuación en consecuencia. Siempre ha habido estudiantes que en primer lugar asimilan los aspectos más concretos para, posteriormente, crear la visión de conjunto del temario y estudiantes que primero entienden o aprenden el marco general y luego pasan a las particularidades. Para gustos, colores.
Ya hemos denunciado y meneado lo sucedido: ya nos hemos manifestado. Y lo hemos hecho individualmente. A favor o en contra. Con nombre, pseudónimo o anónimo. Cada uno desde su ordenador se ha posicionado públicamente ante lo sucedido. Y ahora resulta que para poder hacerlo en carne y hueso tenemos que esperar a un colectivo que medio represente la denuncia que nosotros ya hemos denunciado (si es que llega a medio representarla o si es que ese colectivo aparece).
No digo que nos saltemos las reglas, digo que busquemos alternativas. Al fin y al cabo, eso es lo que hicieron las personas que en su momento lucharon para que hoy otros podamos manifestarnos en la calle sin temor a represalias de ningún tipo. Lo hicieron porque cuestionaron el orden establecido de cabo a rabo. No digo derribo y cuenta nueva porque no somos ningún supermercado de confianza digo que cuestionemos el marco general, hagamos las relaciones pertinentes y actuemos en consecuencia.
Y hasta aquí el “Yo también soy Carlos Otto” de Un mundo mejor para los caracoles.
Ay madre, ¿no me estaré volviendo punk?
Día internacional del garrulo usando IA
Hace 15 horas
3 comentarios:
estoy con usted, caracola...
siempre me dió mucha rabia eso de que para poder hacer algo que en teoría es un derecho haya que pedir permiso...8/
si ya lo dijo einstein... libertad relativa? es eso libertad?
mi libertad termina donde empieza la de los que mandan - y no me vengan con el rollo ése de la democracia porque nosotros decidimos quién gobierna pero después impera la manga ancha-
pues eso, que mi libertad acaba ahí y pienso yo, que tal y como están las cosas, mi libertad no tiene demasiado espacio para expresarse...
ains, pobrecica libertad :(
mayte
¿Dónde estaba la gente? La quedada-butifarra ha sido un desastre, sólo estaba 1 persona!
Pues no sé dónde estará la gente. Yo estoy en Alemania llorando de impotencia e intentando convencerme de que lo he intentado todo para subirme al puto avión que debía haberme aterrizado anoche en Barajas.
En Barajas, claro.
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