-¡Vino caliente con especias! ¿Qué carajo es esto, Nata?
-No me digas que no te hablé del “Gluewine” estas Navidades, mama.
-No tenía ni la más remota idea, hija. ¿Esto es “Gluewine”? Pues está buenísimo.
-Qué me vas a contar a mí. Sigo siendo fiel al calimocho pero aquí me entra mejor el Gluewine, qué quieres que te diga.
- Pues es una pena que no hayamos utilizado la paellera grande. Aunque, si te digo la verdad, tenía ganas de estar un ratito contigo a solas, ver tu mundo en Barntrup y, bueno, tus compañeros de piso son un poco raritos pero son buena gente, ¿no?
-Son religiosos, sólo es eso.
-Ah, claro.
-Pues sí, tienes razón, es una lástima. Pero es que por aquí no hay muchos entuertos que desfacer. Reciclan, la asistencia social cubre hasta el último detalle y, para viajar barato, quedas con un conductor que lleve tu mismo destino y por na y menos te plantas en Berlín, o donde sea. Vaya, está la crisis de la narices y los roces con los inmigrantes, sobre todo con los turcos. ¿Te has fijado, mama? Hay un montón de turcos.
- Dicen que los alemanes se lo tienen un poco creído.
-Ya estamos con las generalizaciones, mama…
-Yo digo lo que dicen, hija.
-Bueno, digamos que en Alemania sobrepasan la teoría de ningunear a la izquierda.
-Ningunear a la izquierda, ¿qué teoría es esa?
-Los españoles ningunean a Portugal, los franceses ningunean a España y los alemanes ningunean también a los de la derecha.
-Por ejemplo…
-A Polonia, por ejemplo
- Y dices que estás bien por aquí, ¿no?
-Anda, pues claro, ¡tan ricamente! No puedo negar que me hervía la sangre cuando Flo, ese pequeño Hitler de 15 años al que tengo que ver todos los días en el kinderdorf, me daba las gracias por la existencia de las mandarinas
-Eso fue cuando decías que te sentías como una piña.
-O como un mango, sí. Sin embargo, Flos hay de todos los colores y en todos lados.
-Lo dices por papa, ¿no? Ay, hija, no se lo tengas en cuenta. Tu padre ya es muy mayor como para cambiar esas cosillas.
-“Esas cosillas”, hay que joderse. Bueno, como te decía, Flos hay en todas partes porque no todo el monte es orégano, ¿verdad? Supongo que lo que cuenta es que orégano también hay. Eso es con lo que me quedo yo, con el orégano que también (y en grandes cantidades) hay en tierras germanas y en todas las tierras.
-¿Cómo era eso que te decían en México?
-Licenciada Alarcón.
-No, no, lo otro. Lo de aquel profesor.
-Ah, me dijo que si había venido a conquistar la educación por segunda vez. Pues eso, que Flos hay de todos los colores y en todas partes.
-Bueno, hija, está anocheciendo, será mejor que vuelva a Socuéllamos.
-¿Tan pronto? Ay, quédate un poquito más, porfi.
-No puedo hija, tu padre me espera.
-Jo, muchas gracias por venir. ¿Sabes? No es que en Alemania no haya motivos para hacer una de nuestras paellas, es que me apetecía tenerte sólo para mí.
-A mí me pasaba lo mismo, hija. Estabas un poco tonta la semana pasada, ¿verdad?
-Sí, pero ya estoy lista.
-Estamos en contacto.
-Estamos en contacto.
3 comentarios:
Glühwine?!?! arghhhh! no me gusta nada, ese sabor del vino caliente recargado de clavo, canela y demás sabores exóticos...xD
Interesante la teoría de los que ningunean a la "derecha". Además, los alemanes, al contrario de lo que pasa en el mundo global y en cada país en particular, tienen la parte rica al Sur y la pobre al Norte.
Estos alemanes...
Quizá te divierta conocer que hay una empresa en Socuéllamos (Explotaciones Hermanos Delgado S.L.)que fabrica glühwine para exportarlo a Alemania. Además es procedente de agricultura ecológica. Así es que cuando bebas glühwine mira la etiqueta por si lo han fabricado en la provincia de Ciudad Real. Vivir para ver.
Juanjo Romero.
¡Arrea! ¿En Socuéllamos? :) qué cosas, oye.
Vivir para ver, sí señor.
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