jueves, 8 de mayo de 2008

¡A teletransportarse!

Viajo a Berlín tres días a la semana para aprender alemán en "Gut Deutschland Akademic"; no se trata ningún capricho, caracoles, simplemente creo que yendo a Alemania aprenderé más y mejor que yendo a "Central de Idiomas" de Albacete, por ejemplo.

El caso es que, como les digo, viajo en tren con cierta frecuencia y hasta esta mañana no me había percatado de los carteles que pueblan los vagones del regional que une Socuéllamos con Berlín. Más o menos, rezan lo siguiente:

"Los novelistas recomiendan QUE COMPRES EL BILLETE y dejes
de contarle historias al revisor"

Ante estos chispeantes avisos es inevitable, si no ir a comprar el billete que, con esto de la cirsis, cada vez está más caro, al menos esbozar una sonrisita. Les cuento que, para llegar a tiempo a mis clases con Josema debo coger un tren V.I.P. y, por ende, tengo que pagar más del doble de lo que el kilometraje y el sentido común exigen. Cada vez que el revisor me da las gracias tras comprobar que mi billete está en regla no puedo evitar decirle:

-El gesto te honra. No espara menos que agradecerme pagar este dineral por un trayecto tan breve.

De niña, cuando me preguntaban qué invento inventaría si pudiese inventar algo, siempre contestaba lo mismo: una máquina pequeña y manejable que permitiese al ser humano desplazarse a cualquier punto del mundo en cuestión de segundos.

Ahora, cuando se habla de avances científicos en medicina, defensa (¡defensa, dicen! Qué desfachatez) o comunicación vuelvo a preguntarme qué inventaría yo para mejorar la calidad de vida de todo individuo. Sin duda alguna, la teletransportación.

Con esta cosa, los que somos puntuales, por ejemplo, dejaríamos de sufrir las desconsideración es de los que no lo son:

-Maquinita, llévame a casa de Fulanito, que se va a enterar. Verás como, después del susto que le voy a dar, la próxima vez se pone la gomina con más brío.

Darían igual fronteras, muros, océanos, costosos billetes...

Yo lo tengo claro, ¡Teletransportación por Tomelloso ya!

1 comentario:

Sonia dijo...

Tu entrada de hoy habla de magia, es curioso si pensamos que anoche, en vez de preparar la exposición que me catapultará hacia el respeto de mis compañeros críticos y pensadores, yo me veía "Merlín el encantador" y entre otros detalles me fijé en el de su peculiar teletransportación. ¿Recuerdas esta película? Qué film... Ya estás tardando en ir a pedírsela a Andrea o a Nerea. Por mucho que te convirtieras en pez ahora mismo no podrías nadar como tal ya que no está en tu instinto registrado el nado. Ante la falta de instinto hay que usar el intelecto.
Mi intelecto me anima a cambiar de postura. Porque sin cafés con cucharas pequeñas no es sostenible esta misma posición. Acción, te reclamo y, tiempo, que no se diga... pasa rápido.

En una de éstas por Berlín, mírame lo de la sopa, ¿vale?