jueves, 3 de abril de 2008

Con el rabo entre las piernas

No puedo evitar sentirme como cuando cometo alguna inconsciencia con fatídico final y mi madre ha sido testigo directo de todo el proceso. Amelia no me regaña, me compadece. Y es que, a pesar de que nuestra vuelta está más que justificada si nos atenemos a la entrada anterior, volver con el rabo entre las piernas es molesto.

¿Ustedes han vuelto alguna vez con el rabo entre las piernas? Yo no me he parado a contar las veces que lo he hecho pero, vaya, a pesar de lo molesto de tener un rabo entre las piernas, he vuelto cuando lo exigía el guión “Vuelve con el rabo entre las piernas cuando lo exija el guión”. Somos personas, vive dios, y, caminante, sino estelas en la mar.

Cuando discutía con mi hermana y la culpa era de quien les escribe, mi modus operandi para lo del rabo era el siguiente: al cabo de unas horas me acercaba a Ana y le hablaba como si no hubiese pasado nada y ella unas veces me perdonaba y otras seguía enfadada un ratito más que a mí me parecía una eternidad.

Ahora, siendo una persona con pleno conocimiento de mis actos y de sus consecuencias, asumiendo mis principios y teniendo ciertas nociones sobre los conceptos de justicia, convivencia, tolerancia, respeto y esas cosas utilizo otras estrategias para volver con el rabo entre las piernas: ahora me disfrazo de sol, hago cosquillas o me bajo los pantalones hasta que mi madre, por poner un ejemplo, me perdona (aunque haga frío, eh).

Mi madre dice que sólo se debe mirar atrás para coger impulso y éste no es sino uno de los grandes puntos de discrepancia entre Amelia y yo. Bueno, he de decir que mi madre es más que un caracol, es un ser supremo que no ha cometido un solo error en la vida y, por lo tanto, no ha tenido que recular nunca. Pero yo sí y ni arrepentida ni orgullosa lo acepto, sin más.

Como caracol que soy, me arrastro pa´lante y pa´atrás y algo voy avanzando porque, jo, nadie nos ha dado la dirección correcta del servidor y no tenemos mapa. Ni destino. Y a veces es como si no tuviésemos internet y, sin embargo, otras veces es como si la red fuese para nosotros solos y navegamos recta y limpiamente sin mancharnos.

Y eso, a veces no. Lo más saludable será volver con el rabo entre las piernas, ¿no?

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Instrucciones para subir una escalera (al revés)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué bien, gracias!

Sonia dijo...

A veces quizás no basta con ser humano para justificarse y salir del enredo que produce un rabo en semejante lugar.

A veces es beneficioso para el individuo mismo escuchar (o leer):"Hay que mirar atrás sólo para tomar impulso". Y tomarlo, o intentarlo. Salir disparados, catapultarnos -que diría alguien- en otra dirección, hacia otro destino.

A veces, a veces, puede ser siempre.

Otras veces es siempre.

El encanto es el rabo, joder, y siempre lo está uno censurando. "Basta", de verdad. El cuerpo lo sabe y quizás hoy puede ser a veces. Si no lo es, caracol, haz porque lo sea.

Catapulta tu rabo.

Anónimo dijo...

Estás guapa...

Y brillas.

so