Hace un par de meses fui a París a un congreso (siempre quise saber qué se siente al decir esta frase), pues eso, fui a París a un congreso (uy, me siento mucho más importante), bueno, ya está bien, fui a un aburrido congreso con aburridos congresistas por lo que dediqué buena parte de mi estancia en la capital francesa a pasear sola por las calles parisinas.
En una de estas caminatas por los campos elíseos me encontré con un grupo de unas seis o siete personas que andaba entrevistando a la gente. Quise cruzar la calle pero ustedes saben cómo es esa avenida, ¿no? Ineludiblemente tenía que atravesar el territorio de aquellos "reporteros" ya que a los caracoles les está prohibido desandar lo andado y el siguiente paso de cebra estaba bien retirado de allí. Bajé la cabeza, aguanté la respiración y aceleré el paso pero de nada sirvió. Alberto me detuvo y me cautivó diciendo “contigo no me equivoco, tú tienes un pensamiento humanista, ¿verdad?”.
¡Imagínense cómo suena esa sentencia en francés! Me derretí y sonreí como una tonta. En esa situación de soledad física, congresos aburridos y París, una apreciación como la de Alberto me transportó, cual estúpida niña tonta, al universo de una vulgar Amelie. Alberto resultó ser un apuesto padre de familia que había salido a la calle con sus compañeros del Movimiento Humanista.
Yo había oído algo sobre esta gente, no obstante, nunca habían despertado mi interés y así se lo dije a Alberto después de su esforzado monólogo de hora y media (no sé si Alberto se percató al instante de que yo tenía un pensamiento humanista –cosa que ni tan siquiera yo sé- o era puro marketing; ahora bien, de que no yo tenía nada mejor que hacer en ese momento, no me cabe la menor duda).
Después de un buen rato de obviedades y generalidades sobre política y sociedad, Alberto se decidió a contarme a qué se dedican los miembros del Movimiento Humanista. Me habló de un tal Siles, de trabajos de integración social de indigentes e inmigrantes, talleres de meditación y lectura, movidas del medio ambiente, etc. Lo detuve antes de que empezase con la charla del cambio climático para decirle que su colectivo tenía muy buena pinta y que probablemente coincidiésemos en principios e inquietudes; sin embargo, yo no funciono demasiado bien dentro del asociacionismo. Si os puedo ayudar con lo de las clases de español para inmigrantes, házmelo saber.
Como quien oye llover, Alberto siguió con su verborrea. Sí, yo no tenía nada mejor que hacer en ese momento pero, como les digo, tampoco tenía ningún interés en involucrarme activamente en el Movimiento Humanista y ya había percibido que aquella conversación no iba a acabar en una cena a orillas del Sena con revolcón incluido.
Tras demasiados intentos conseguí salir de aquella tela de araña prometiendo seguir las andaduras del Movimiento Humanista por la red. Desde aquel día, Alberto me llama con demasiada frecuencia para ponerme al día de las actividades del grupo; no sé que dirá Freud de todo esto pero yo no pude por menos que pensar que ese perfecto esposo con valores y principios, cultivado en las letras y el derecho, intentaba mantener una relación extramatrimonial con quien les escribe.
Anoche Modesto bajó a la tierra y yo subí al cielo y desde ahí lo vi todo mucho más claro. Bueno, desde ahí, y desde la wikipedia.
Ais, caracoles, de menuda me he librado: el Movimiento Humanista está tildado de secta no peligrosa, el tal Siles es un argentino también llamado “El Mesías de los Andes”. Según parece, este movimiento tiene una fuerte presencia en todo el mundo, España incluida.
En fin, no vuelvo a ir a un congreso.
Ahí les dejo unos enlaces por si quieren echar un vistazo:
http://es.wikipedia.org/wiki/Nuevo_Humanismo
http://www.humanistas.org/
http://ondahumanista.tv/
http://www.secta-humanista.com/
#MockingGod, burlándose de Dios
Hace 13 horas
2 comentarios:
Hola. Soy una humanista madrileña y no he podido resistirme a responder al ver tu post.
Cada uno es libre de pensar lo que quiera y puede perfectamente no interesarle implicarse en lo social, no a todos nos mueven las mismas cosas...
Pero, no por eso hay que pensar mal de quienes sí creemos en la participación activa. A veces nos puede el entusiasmo (como seguramente le ha pasado al tal Alberto) y nos pasamos dando explicaciones, cuando nadie las pide...
El argentino, en realidad, se llama Silo y nunca le hemos llamado "mesias", no le tengo por tal, ni me considero fanática. Pero sí me gusta lo que dice y lo que ha puesto en marcha. Ese mote se lo puso cierto sector de la prensa argentina con la intención de ridiculizarle y hacernos pasar por locos.
Pero sólo es mi opinión.
un cordial saludo
Olga, siento que la entrada te haya incomodado. No era mi intención ridiculizar el pensamiento humanista. Como tu dices, “cada uno es libre de pensar lo que quiera y puede perfectamente no interesarle implicarse en lo social, no a todos nos mueven las mismas cosas” pero no es mi caso. Tanto el discurso de Alberto como el de Silo me parecen constructivos y, de alguna manera, necesarios.
No puedo negar que, sin ser yo una persona desconfiada, me resultó extraño el modus operandi del Movimiento Humanista, leí distintas visiones de este colectivo en internet y corroboré que el procedimiento de captación es eso, un procedimiento de captación y, como tal, no me interesa. De la misma manera que no me interesa la publicidad que lo inunda todo y casi me obliga a pensar que necesito un ipod para disfrutar plenamente del siglo XXI. No me gusta que me vendan, sí que me informen.
Si tenemos en cuenta que el Movimiento Humanista se nutre de personas con un punto de vista, digamos, diferente no sólo no es necesaria la presencia de un líder y de un discurso reiterativo sino que, a mi juicio, es un contrasentido. Echa por tierra muchas de las ideas que creo se alojan dentro de cierto humanismo.
Las generalizaciones de todo tipo son muy injustas y por eso siento sinceramente haberte ofendido.
Dices que, bajo tu punto, de vista Silo no es ningún mesías y no te consideras fanática y me parece estupendo pero permítime decir que no todo los que están dentro del Movimiento Humanista (que no es lo mismo que decir “todos los humanistas”) no tienen esa visión.
Una vez más, te pido disculpas.
Un saludo
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